martes, 30 de septiembre de 2014

Urdazubi-Urdax en la Literatura

Karakoetxea, Urdazubi

Urdazubi-Urdax es uno de los pueblos de Xareta. El municipio tiene una extensión de 7,73 kilómetros cuadrados. En 1802, la población era de 421 habitantes que residían en 4 casas útiles y 52 arruinadas tras la guerra de la Convención. Antes de 1793, la población era de de 750 almas. En 1850, según Madoz, el censo lo formaban 631 almas que vivían en 54 casas. En 1879, tras la segunda guerra carlista, el censo era de 574 habitantes. En 1959, tenía 625 habitantes que residían en 117 casas. En 1970, tenía 523  habitantes de derecho y 494 de hecho. En 1991, 388 habitantes y 220 viviendas. El 1 de enero de 2003 la población tenía 387.
Urdazubi-Urdax es un lugar que se repite en textos literarios de todo tipo. Carlos Marx y Federico Engels hablan de la villa navarra en un artículo titulado Bidasoa, publicado en la Nueva Enciclopedia Americana (Vol.3, 1858), sobre la campaña de Wellington contra Soult en 1813.


Pierre Loti, el gran escritor francés, no se resiste a introducir el contrabando en su obra más famosa: Ramuntcho. Para inspirarse, acompañado de su amigo Otharre, pasa una noche en la casa Tambourinea, de Dantxaria (que él llama Landachkoa), el barrio de Ainhoa (Zizarri). Acompañó a un grupo de contrabandistas cruzando la regata de Lapitxuri.
Pierre Loti, comandante de la Estación Naval del Bidasoa, encargado de vigilar la orilla «francesa», convierte a su Ramuntcho en un contrabandista, nieto y sobrino de contrabandistas prestigiosos en su comunidad. Es cierto que el folklorista Rodney Gallop no está de acuerdo con Loti a quien acusa de frivolizar sobre el carácter vasco: «Para quien se ha movido con cierta intimidad entre ellos (los contrabandistas), no hay nada tan ridículo como la ida de un contrabandista vasco, con un ojo fijo en los cielos resplandecientes mientras pasea el  otro sobre la superficie de las aguas esperando con ansiedad un cargamento de contrabando, y permitiéndose al mismo tiempo difusas meditaciones sobre la posibilidad de un más allá y sobre la vanidad de las religiones humanas».
El cruce de la muga aparece en el Capítulo IV de Ramuntcho. En este caso, la narración se corresponde fielmente con lo vivido por el propio Loti.

Valle-Inclán

Ramón del Valle-Inclán escribió una trilogía sobre la segunda guerra carlista: Los cruzados de la causa, El resplandor de la hoguera y Gerifaltes de antaño. En El resplandor de la hoguera, los protagonistas son gallegos que llegan a Urdax –donde permanecerán cuatro días- escoltados por la partida de Egoscué. Allí todos festejan su presencia con cantos y bailes populares.


Pio Baroja

Pío Baroja visitaba a menudo Urdazubi, especialmente desde que se instaló en la casa Itzea, de Bera (1912). Son los días en que preparaba alguno de los volúmenes de las Memorias de un hombre de acción, siguiendo los pasos de su pariente, el célebre conspirador Eugenio de Avinareta, que pasó por la villa en diferentes ocasiones. Baroja, que viajaba a pie o en caballerías desde Bera de Bidasoa, se alojaba en la Fonda Sansinena donde el posadero le contaba las viejas historias. Las referencias más claras se encuentran en Zalacain el aventurero (1913), La veleta de Gastizar (1917), El amor, el dandismo y la intriga (1923), La senda dolorosa (1928), Las mascaradas sangrientas (1927), Los caudillos de 1830 (1927), Fantasías Vascas (1941), en La Dama de Urtubi, en Los Contrabandistas vascos (1954) y, por supuesto, en Avinareta o la vida de un conspirador, aunque este relato no forma parte de las Memorias… Zalacain el aventurero se convierte en hábil contrabandista y, acompañado de Capistún el Americano, recorre el camino entre Meaca y Urdax. Aunque se siente liberal, hace contrabando de armas, mulos y caballos para los carlistas. Cita a Atxukarro, un viejo contrabandista urdazubiarra que se quiere alistar al ejército carlista. En La veleta de Gastizar, el 16 de octubre de 1830, Avinareta toma Urdax a mando de un grupo de liberales. La Dama de Urtubi (Leonor) para evitar que se encontrase con el joven Machain que había hecho fortuna en Indias se va a Urdazubi. La joven Leonor se aloja en la casa de Miguel de Goyburu y Graciana de Barrenechea, sorguiña y reina del akelarre. Graciana intenta convertir en Bruja a la Dama de Urtubi en un akelarre que se celebra en Zugarramurdi, siendo salvada en el último momento por su enamorado. En La vida de un conspirador, se relata la emboscada preparada en Urdax por Avinareta y el sargento Elorrio, al mando de una partida de “chapelgorris” (los miqueletes de Guipúzcoa), para secuestrar al Pretendiente carlista en retirada.

Felix Urabayen

Félix Urabayen también se refiere a Urdax en sus novelas. En Centauros del Pirineo (Madrid: Espasa Calpe, 1928), habla de la aduana de Dantxarinea por donde salían los jóvenes a la emigración. O del alcalde-contrabandista que es sorprendido por un capitán de carabineros en Mugaire que resultó estar casado con su hija, lo que le obligó a pedir el traslado a Andalucía.
Pierre Daguerre publicó en 1944 una pequeña colección de relatos, titulado Au pied de monts (Bordeux: Delmas, 1944). Entre ellos, Le repentir d’Antonio de Garomendi, a quien el escritor llama “l’un des plus insaisables contrabandiers d’Otsondo”. Garomendi es un urdazubiarra que tiene su casa en la rivera de Ugarana, «où dourment les truites au dos noir, que semblent des branches de bois coupées, entre les callaiux »

Toti Martinez de Lezea
La escritora Toti Martínez de Lezea pasa por Urdazubi en su La Hija de la luna (Madrid: Anaya, 2003). Se trata de una versión novelada de la historia del famoso auto de fe de 1610 contra los brujos y brujas de Zugarramurdi.